domingo, 19 de julio de 2009

W

Ya no puedo acallarlo.
Cada noche, antes de siquiera pensar en conciliar el sueño, me torturo con una deprimente y romántica canción mientras admiro su foto.

Este hábito se ha vuelto tan común en mi vida como es de doloroso ver su rostro y comprender que nuestro amor sólo tendrá lugar en mi mente, que jamás podré sentir su cercanía, su embriagador aroma.

El saber que lo único que puedo hacer en su presencia es alguna tontería y balbucear palabras sin sentido, me duele, y su solo contacto me espanta, pues temo que se vuelva mi droga y jamás supere la adicción. De esta forma, acepto los hechos, el único verdadero placer en este cruel y verdadero mundo, será, en algún punto, tenderme a su lado, con cuidado de no ejercer mayor mayor unión entre nuestras almas que la de unas miradas perdidas, y soñar con el día en que tan sólo me abrace.

1 comentario: